El reproche es impaciente al sentir absoluto,
pero es sólo relativo según con que o quién se compare.
¡De qué ilusión se place al suspirar el deseo de un sentir tan puro!.
Mas triste es la realidad que lo condena al cercernarlo
en tan parciales sentires ingenuos.
El límite es sesgado a esos placeres pueriles,
pues chantajean mis pasiones y usufructuan mis delirios.
¡no me amenaces con tus castigos!
De lo contrario me tomo la partida.
El disfraz de la agonía suplica ¡no nos abandones!.
Mas si no ha de seguirse, insípida es la existencia de
nuestros seres en esta vida.
Quisiera concluir con tu tiranía,
de la decisión: todo o nada.
Me replicas que es mía, y lo es,
pero también te pertenece.
¡No huyas de esta condena!.
Desconsuelo en los lamentos,
surge de ambos por las penas,
que son compartidas pero no nuestras.
¡Qué insólito el encuentro!
el de estos amores borregos.
pero es sólo relativo según con que o quién se compare.
¡De qué ilusión se place al suspirar el deseo de un sentir tan puro!.
Mas triste es la realidad que lo condena al cercernarlo
en tan parciales sentires ingenuos.
El límite es sesgado a esos placeres pueriles,
pues chantajean mis pasiones y usufructuan mis delirios.
¡no me amenaces con tus castigos!
De lo contrario me tomo la partida.
El disfraz de la agonía suplica ¡no nos abandones!.
Mas si no ha de seguirse, insípida es la existencia de
nuestros seres en esta vida.
Quisiera concluir con tu tiranía,
de la decisión: todo o nada.
Me replicas que es mía, y lo es,
pero también te pertenece.
¡No huyas de esta condena!.
Desconsuelo en los lamentos,
surge de ambos por las penas,
que son compartidas pero no nuestras.
¡Qué insólito el encuentro!
el de estos amores borregos.
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