Y si también hay limes...:)
Quizás es la angustia incipiente resurgida por las disculpas que se le pide al tiempo y este que no perdona al llevarse consigo los deseos más fecundos, las respuestas siempre buscadas, jamás nunca halladas. Aparece ese sentimiento de persuasión del propio ser que nace por la vorágine de estímulos supra/sensoriales, por las condiciones propias en las que ese mismo se lanza al mundo a una velocidad que no condice con el tiempo como categoria estructural. Hay que coordinar todo de una manera que no se super/ponga con una falta de lógica a nivel racional, pues se debe seguir cierto orden encuadrando las categorías de entendimiento, y enajenando las posibilidades a lo dado, al "se". Parecería que solo se es, y no se deja ser. Ese ser que no es único por definición pero aparenta en su consistencia una búsqueda infrenable de los sellos que se impregnan en remeras fetichizadas con un nombramiento del Ser algo o alguien. Cuando la historia demuestra entonces que la alienación va de la mano de la acción del hombre dentro de un marco histórico, cultural, político, economico, social.. diferenciado también para nuestro entendimiento. Cuando los gobiernos de turno, y las modas pasajeras que enferman nuestra mente con aquellos estímulos, haciendonos fetiches, y a la vez fetichizando todo lo acontenido en ese instante, puede surgir alguna pregunta, que más allá de la angustia, sea una pregunta que abra a otras preguntas. La angustia surge cuando no hay respuesta, y esa falta de respuesta en torno a la posibilidad de responder de manera verdadera, única y certeza debe ser suplantada por una respuesta que abra el camino a todas preguntas alimentando el camino hacia la construcción del conocimiento, y del entendimiento. Aunque claro no todos los sujetos somos iguales, cada uno ve lo que quiere ver en relación a los anteojos con los cuales filtra todos aquellos estímulos, cada uno en su interior hace lugar a lo que siente importante. Entre eso que dice, y aquello que calla surge ese tiempo casi perdido, en el cual se desliza casi sin ser visto y de manera sagaz el deseo, ese deseo que aparece como flotando en algunos casos, y en otros fijado totalmente a su fetiche de turno. Ese deseo es una fuerza pulsionante en el mejor sentido psicoanalítico, una fuerza, un empuje que esta siempre en el medio, entre el hacer y la quietud, entre el decir, y lo callado, entre el pensar y no pensar. Se halla en el intervalo porque es a partir de allí que surge el mismo como tal. Casi inexplicablemente ese deseo es el que media entre morir y no morir. Puedo agarrar ahora un cuchillo y aniquilarme, y lo estoy pensando y sintiendo, pero entre que lo pienso y lo hago hay un trecho, ese trecho esta colmado de deseo, de fuerza, que se enlaza de manera sospechosa con alguna otro pensamiento o sentimiento. Pero es divertido darle ese lugar al deseo, es lo que siempre hacemos, así parece como un ente aislado del sujeto, colocado afuera, cuando en realidad esta todo adentro... adentro de uno con sus preguntas, con su angustia, con ese ser en la finitud, y su capacidad de pensar, de estetizar, de retorizar el sentido de la vida...
Quizás es la angustia incipiente resurgida por las disculpas que se le pide al tiempo y este que no perdona al llevarse consigo los deseos más fecundos, las respuestas siempre buscadas, jamás nunca halladas. Aparece ese sentimiento de persuasión del propio ser que nace por la vorágine de estímulos supra/sensoriales, por las condiciones propias en las que ese mismo se lanza al mundo a una velocidad que no condice con el tiempo como categoria estructural. Hay que coordinar todo de una manera que no se super/ponga con una falta de lógica a nivel racional, pues se debe seguir cierto orden encuadrando las categorías de entendimiento, y enajenando las posibilidades a lo dado, al "se". Parecería que solo se es, y no se deja ser. Ese ser que no es único por definición pero aparenta en su consistencia una búsqueda infrenable de los sellos que se impregnan en remeras fetichizadas con un nombramiento del Ser algo o alguien. Cuando la historia demuestra entonces que la alienación va de la mano de la acción del hombre dentro de un marco histórico, cultural, político, economico, social.. diferenciado también para nuestro entendimiento. Cuando los gobiernos de turno, y las modas pasajeras que enferman nuestra mente con aquellos estímulos, haciendonos fetiches, y a la vez fetichizando todo lo acontenido en ese instante, puede surgir alguna pregunta, que más allá de la angustia, sea una pregunta que abra a otras preguntas. La angustia surge cuando no hay respuesta, y esa falta de respuesta en torno a la posibilidad de responder de manera verdadera, única y certeza debe ser suplantada por una respuesta que abra el camino a todas preguntas alimentando el camino hacia la construcción del conocimiento, y del entendimiento. Aunque claro no todos los sujetos somos iguales, cada uno ve lo que quiere ver en relación a los anteojos con los cuales filtra todos aquellos estímulos, cada uno en su interior hace lugar a lo que siente importante. Entre eso que dice, y aquello que calla surge ese tiempo casi perdido, en el cual se desliza casi sin ser visto y de manera sagaz el deseo, ese deseo que aparece como flotando en algunos casos, y en otros fijado totalmente a su fetiche de turno. Ese deseo es una fuerza pulsionante en el mejor sentido psicoanalítico, una fuerza, un empuje que esta siempre en el medio, entre el hacer y la quietud, entre el decir, y lo callado, entre el pensar y no pensar. Se halla en el intervalo porque es a partir de allí que surge el mismo como tal. Casi inexplicablemente ese deseo es el que media entre morir y no morir. Puedo agarrar ahora un cuchillo y aniquilarme, y lo estoy pensando y sintiendo, pero entre que lo pienso y lo hago hay un trecho, ese trecho esta colmado de deseo, de fuerza, que se enlaza de manera sospechosa con alguna otro pensamiento o sentimiento. Pero es divertido darle ese lugar al deseo, es lo que siempre hacemos, así parece como un ente aislado del sujeto, colocado afuera, cuando en realidad esta todo adentro... adentro de uno con sus preguntas, con su angustia, con ese ser en la finitud, y su capacidad de pensar, de estetizar, de retorizar el sentido de la vida...
1 comentario:
bueno bueno, que mas se pude callar?
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