viernes, 16 de mayo de 2008

Utopía

Siento frío pero me quemo por dentro;
con el rojo de mí fuego, y el blanco de tu ocelo.
Dicotómicos sentires absurdos,
que remarcan esa polaridad absoluta,
cual si fuera un dualismo a ultranza.

Y en el medio matices, tonalidades que puedo observar con mis ojos,
más sentirlas es lo que desearía.

Sólo tus extremos siento: tu áspera pero bella nota tocada a mi oído,
tu tono desenfrenado extinguiéndose a la velocidad de la luz;
tu suave movimiento reticular sobre mí extensión;
tus palabras nulas en la oscuridad acaecida baja nuestros cuerpos,
qué más que carnes son simples líneas fusionadas en un terreno material.

¿Cómo explicar esta fragmentación? Si es más mía que tuya...

Gélido ante el olvido y ante la vida,
te encuentras cubierto de una gruesa capa de ironía,
y allí yo, cubriendo con palabras lo insuperable de revertir.

El péndulo sigue oscilando,
mis pensamientos siguen bordeandote,
y lo sé, es mi ambivalencia la dueña de ésta suerte...
y es la utopía la fiera que nos condena.

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