¿Diálogo?

- Minusválica sensación inerte, de la vida y de mi suerte, la que me otorga este pesimismo irresuelto, que más allá de las letras va de la mano de mis pensamientos. Los rodeos ya me aburren, las palabrerias me tientan pero ¡qué tediosas son!. Encuentro algunas salidas; ¡si las hay! Camino diez pasos, y a cada paso una puerta, más mi nombre hace honor a semejante afirmación.

Y qué importa ya, si solo hallo gritos y susurros por todos lados, cual mortificación de las almas deyectas en aquel tiempo primero, pero no!; son simples quejas de otros que no pierden más que un poco (bastante) de tiempo en su acción del día, que le provee un pan y un deseo. ¡A rezar pues, y agradecer de estar vivo!
- ¡Qué mal agradecida eres! Hablas de todos como si no estuvieras entre ellos.

-Aún no lo estoy, aunque quizás si pero de otra manera, menos insalubre.

- ¡Eres una inservible!

- Ya lo sé, esa acción no he de realizar, como tampoco agradecer, y mucho menos servir (te) he de hacer.

- ¡Estoy orgullosa/o de tí, sos lo que siempre soñé, pero que tan poco me ayudas!

- Y si, no te lavo las nalgas, y mucho menos las lamo, tampoco te rindo culto, y menos te adorno con tus frases y tus objetos...

-(enfurecido/a) ¡Tienes que/debes/hacer/ lo que YO te digo!

- Claro que sí, eso hago día a día, cuando me levanto y observo tu portaretrato, espero tu llegada y me caigo a tus pies rogando que ese día no me dejes sin mi postre otra vez.Cumplo con lo acometido, y sin embargo, debo más; más no vale nada de lo que haga porqué jamás será suficiente. Y después me recriminaras tus andanzas sobre mi persona, recordarás todo lo que has hecho, y te agradeceré el resto de mís días, quizás sirviendo tu medicina, o acompañandonte en tu agonía, y no me sentiré tan miserable como te has sentido tú cuando no logré cumplir tus deseos. Y así recompenzaré mis rebeldías.Aunque tampoco daré en el blanco, más en el blanco que aquí me encuentro lo rasuro con letras que a mi mente advienen.

¡Qué diálogo audaz!. Aquel que pregunta y da respuestas, más no da explicaciones que me permitan entender por qué me has de someter a tales órdenes sin razón. Más tu logos no he entender, en mi sistema no caben tus explicaciones pues su supuesto arte de refutar solo me deja perpleja y no me deja continuar.

-(Con rabia) ¡Continúa! ¡Debes seguir, debes vivir, debes resistir, debes convivir!

-(desauciada) ¡Más (que) sobrevivir no hago! Si es que eso hago; me pides que viva, conviva, y siga, pero sólo sobrevivo a todo esto que no decidí!

- ¡Justificaciones! ¡Eres una charlatana!

-¡Y qué más da si lo soy! Acaso tu no lo eres intentando falsamente ironizarme todo el tiempo, acá y allá. ¡Con tus órdenes y tus lamentos!

- (en tono calmo) No te ironizo, sólo te pido que hagas tal o cual cosa por tu Bien, el que siempre quise para tí.

-¿Y qué es mi bien?¿Decides tu por mí?

- (con exaltación) ¡No! ¡Jamás!. Pero te conozco, te sentí, y sé cual es tu bien!

- ¿Cúal? (sorprendida).

-Este de vivir así, pero no sin ideales, y sin deseos.

-¡No me dices nada con eso!. Tengo mis deseos. ¡No los entiendes!

-¡Cómo que no! Claro que los entiendo. Sólo que no entiendo tu forma de vivir.

- (resignada) Tampoco entiendo la tuya pues.

- Si ninguna parte se entiende, entonces no hay más que hablar.

- Pero así no hemos de solucionar nada! ¡Nada!

- ¿Pero que quieres solucionar? Si tu razón no es mi razón!

- Pero podemos construir juntos nuestras razones.

- ¿Nuestras razones? ¡No! Eso son fantochadas. Tu razón no encuentra razón en la mía.

- (con tristeza) Entonces me marcho de aquí.

- (enfurecida) Vete entonces. ¡Y no vuelvas!

- No lo haré